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El peso de los símbolos, la otra batalla de Sheinbaum y Ebrard

Foto: Vía Twitter

Manuel Pineda

Claudia Sheinbaum y Marcelo Ebrard, dos de los precandidatos más fuertes para lograr la candidatura presidencial de Morena se enfrentan al peso de la historia y a una simbología perdedora que ha perseguido a sus antecesores.

Ambos tienen en común haber sido jefes de gobierno de la Ciudad de México, el cargo que también ocupó Andrés Manuel López Obrador antes de llegar a la presidencia. Sin embargo, ninguno de los antecesores de López Obrador en la jefatura de gobierno logró convertirse en presidente: Cuauhtémoc Cárdenas perdió en el 2000, López Obrador en el 2006 y el 2012, y Miguel Ángel Mancera ni siquiera fue candidato en el 2018.

Si nos vamos más atrás en el tiempo, otros poderosos actores políticos, quienes también ostentaron el cargo de regentes de la Ciudad de México quedaron fuera de las posibilidades de contender por la presidencia como Alfonso Corona del Rosal , Carlos Hank González, Ramón Aguirre Velásquez y Manuel Camacho Solís.

El reto

La pregunta en este momento es ¿hasta qué punto influirá esta simbología perdedora en las campañas de los candidatos más fuertes de Morena para ser su candidato a la presidencia? Y es que, aunque parezca poco creíble, los símbolos políticos pueden tener un gran poder de persuasión, movilización y legitimación, pero también pueden generar rechazo, resistencia y conflicto.

La simbología en la política, dicen los expertos, está influida por la historia y la tradición de cada sociedad, que determinan los referentes culturales, ideológicos y morales de los actores políticos y de los ciudadanos. La historia y la tradición también condicionan las decisiones políticas, pues los símbolos pueden ser usados para justificar, explicar o criticar las acciones de gobierno.

En el caso de Marcelo Ebrard, él ha decidido utilizar las frases como “Sonrían, todo va a estar bien” y “Todo va a estar bien”, la primera utilizada por López Obrador en la campaña presidencial de 2006 cuando perdió contra Felipe Calderón, y la segunda es la misma que utilizó Adrián de la Garza en 2021, cuando fue candidato a gobernador de Nuevo León por la alianza PRI-PRD, quien perdió las elecciones frente a Samuel García de Movimiento Ciudadano.

Ebrard no solo irá en contra de que únicamente un jefe de Gobierno ha llegado a ser presidente, y que el único que lo ha logrado, Andrés Manuel López Obrador, también perdió dos veces esa oportunidad, sino que ahora ha decidido competir con las mismas frases que no funcionaron anteriormente en dos campañas.

En este momento, Sheinbaum y Ebrard no solo se enfrentan entre ellos para conseguir ser ungido como candidato o candidata a la presidencia de Morena, ahora también se enfrentan a los mismos símbolos que han pesado antes en la derrota.

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