Sucesión 2024: La sombra del maximato
8 junio 2023
Foto: @lopezobrador_
(DARDOS) En las últimas horas presenciamos cómo el presidente de la República puso en marcha la operación política en tiempo real de la sucesión presidencial.
Marcelo Ebrard había anunciado desde la semana pasada que el lunes 5 presentaría su propuesta para el proceso de selección del candidato a la presidencia de Morena, un acto que sin duda impactaría en la toma de decisiones en el partido y en Palacio Nacional.
Ebrard se había adelantado y podía imponer su narrativa para influir irremediablemente en las formas y los tiempos de la sucesión.
La operación política de López Obrador consistió en arrebatarle a Ebrard la iniciativa y, de ser ciertos los términos de la propuesta que planteó en la cena del lunes a los aspirantes, filtrados a la prensa un día después, adelantarse a la propia elección de 2024 para nombrar él, un año antes, a los principales operadores en el Congreso y en el gabinete del próximo sexenio.
Según la propuesta publicada por el diario Reforma y que no ha sido desmentida por la presidencia, el candidato triunfador se comprometerá a respetar que el segundo lugar ocupe la coordinación del Senado, el tercero la de la Cámara de Diputados y el cuarto una posición relevante en el gabinete, Gobernación, por ejemplo.
El presidente estaría decidiendo quiénes serían los coordinadores parlamentarios e imponiendo a un integrante en la cúpula del nuevo gobierno.
La jugada de Palacio, de aceptarla los aspirantes, es un claro jaque al Rey anticipado que acentúa la sombra de un maximato presidencial, en donde López Obrador mantendría los hilos del control político y le restaría capacidad de maniobra al sucesor o sucesora.
La animadversión que hay entre Marcelo Ebrard y Claudia Sheinbaum, que se replica en la relación que tiene la Jefa de Gobierno con Adán Augusto López y Ricardo Monreal, convertiría la política interna de la 4T en una especie de guerra fría en donde el interlocutor natural entre los grupos de poder sería en ese momento el expresidente López Obrador.
Sea quien sea el candidato, luego de ganar las elecciones, estaría acotado frente a sus adversarios, instalados en posiciones clave para obstaculizar o permitir la gobernabilidad.
El discurso presidencial de López Obrador reivindica a Benito Juárez, Francisco I Madero y Lázaro Cárdenas, pero su operación política le cubre de una sombra que recuerda a Plutarco Elías Calles.
El presidente, en los hechos, está propiciando con su estrategia, las bases de un maximato presidencial al mantener una poderosa influencia política sobre las “corcholatas” perdedoras, quienes le deberán su posición de poder en el próximo sexenio y podrán influir en las decisiones de quien lo suceda.