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EL LADO B EN LA CASA DE LOS FAMOSOS

Foto: @LaCasaFamososMx

Moisés Catedral

En una de las emisiones de la Casa de los Famosos, el reciente Reality Show de Televisa, el actor y ex diputado Sergio Mayer nalguea a Wendy Guevara, la influencer trans que acapara la atención del que se ha convertido en el programa con mayor teleaudiencia del país.

Lo hace mientras ella limpia el piso de rodillas. Uno de los que atestigua el momento es el conductor Poncho de Nigris. Mayer, quien presidió la Comisión de Cultura en la pasada legislatura federal, toma el acto con ligereza y se dice provocado, mientras de Nigris le dice que aquello fue un acto de acoso.

Es apenas una de múltiples situaciones que, en tono de broma, termina por revelar dos hechos contundentes que cada domingo observan millones: la muestra permanente de la xenofobia y el clasismo que anida en lo profundo de la sociedad mexicana.

Wendy Guevara, de 29 años, se convirtió en celebridad hace cinco años, después de que un video suyo, transmitido por sus redes mientras se hallaba perdida en la cima de un cerro junto con otras dos amigas, se volvió viral. Desde entonces, acumula un millón de seguidores por Istagram.

Su inclusión en el reality fue un acierto total, si se le observa desde la perspectiva del morbo televisivo. O quizá, siendo benévolos, un acto de conciencia del dictado de los tiempos, el del nuevo status quo establecido por las redes sociales, y el de los logros alcanzados por la comunidad LGBTI.

En cualquier caso importa lo que vemos, no lo que hay detrás. Puede que exista, entre el resto de los participantes de la Casa de los Famosos, un acto de empatía real. Pero, de nuevo, lo que se ve es lo que se juzga.

Guevara no solo es una mujer trans, sino que además es de origen humilde; es morena y con instrucción primaria. Ella misma ha contado frente a las cámaras parte de su vida. Desde cómo fue víctima de violación a los 10 años hasta su fase de prostitución.

Las mujeres trans, hay que recordarlo, son quienes mayor grado de discriminación y violencia sufren. Merced a ello, el promedio de vida alcanza apenas los 36 años.

La discriminación y la violencia para las personas transgénero ocurren desde el núcleo familiar, donde generalmente se les rechaza, violenta y expulsa. Ello se extiende en la arena pública, en donde les es casi imposible insertarse en el mundo laboral y terminan por lo tanto absorbidas por redes de trata.

Entre broma y broma, lo que vemos en el reality de Televisa es una muestra “amable” de esta realidad. Hablamos de una mujer trans que goza de cierta fama, a la que sin embargo no se le perdona su condición sexual ni su origen humilde.

Wendy es objeto de burlas porque su mala pronunciación del español o porque no comprende palabras en inglés. Pero, sobre todo, por lo que se considera dentro de la casa, su verdadera identidad sexual. Así que lo llaman Marcelo o hacen referencia constante a su órgano sexual.

México es el segundo país dentro del continente con mayor registro de asesinatos de odio en contra de personas trans. La participación de Wendy en el reality arroja luz sobre la conciencia abierta en parte de una nueva generación de mexicanas y mexicanos. Pero también expone el lado oscuro, así sea entre risas, de la otra parte del país, la que genera el contexto de la aversión.