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La guerra no declarada por el litio

Foto; Reinhard Jahn

Foto: Reinhard Jahn

Por Manuel Pineda

La lucha por el litio, un metal esencial para la producción de baterías de vehículos eléctricos, está en pleno apogeo y Estados Unidos y China están compitiendo ferozmente por el control de su suministro. Pero no se trata solo de obtener el metal en sí, sino también de controlar las minas y la tecnología necesaria para su extracción y procesamiento.

Uno de los principales lugares de interés es el llamado Triángulo del Litio, que se encuentra en la región andina de Sudamérica y es el hogar de la mayor reserva de litio del mundo. Este triángulo se extiende por algunas zonas de Argentina, Bolivia y Chile, y las tres naciones también están luchando por su control.

La región es la productora más grande de litio en el mundo, y se estima que contiene aproximadamente el 54 por ciento de las reservas mundiales conocidas de este mineral. Según datos de la Comisión Chilena del Cobre, en 2020, Chile produjo alrededor de 80,500 toneladas, mientras que Argentina produjo alrededor de 41,000. Bolivia también tiene grandes reservas de litio, pero todavía está en proceso de desarrollar su industria de litio y no se han publicado cifras de producción significativas.

Los gigantes al asecho

Estados Unidos y China también están involucrados en la lucha por el control del triángulo. China ha invertido fuertemente en la región, especialmente en Bolivia, y ha establecido contratos a largo plazo para la compra de litio. También ha desarrollado tecnología para la producción de baterías y ha adquirido empresas en todo el mundo que se especializan en la producción de componentes de baterías.

Por su parte, Estados Unidos ha invertido en la explotación de litio en Chile, donde ha adquirido importantes participaciones en empresas mineras. Además, está trabajando para desarrollar su propia tecnología para la producción de baterías y ha lanzado iniciativas para asegurarse de que la cadena de suministro de litio esté en manos estadounidenses.

La lucha por el litio también ha llevado a tensiones políticas y sociales en los países de la región andina. Bolivia, por ejemplo, ha nacionalizado sus recursos de litio y ha rechazado la participación de empresas extranjeras en su explotación. Argentina y Chile, por otro lado, han abierto sus puertas a empresas extranjeras y están trabajando para atraer inversión extranjera en la industria del litio.

A medida que la demanda de litio continúa creciendo, la lucha por su control se intensificará aún más. Los gobiernos y las empresas de todo el mundo están invirtiendo en tecnología y exploración para asegurarse de tener acceso a este metal crucial para la economía global. Sin embargo, la lucha por el control del triángulo del litio demuestra que este recurso no solo es importante para el futuro de la movilidad eléctrica, sino también para la política y la economía global en general.