Hijo de Biden enfrenta cargos federales por mentir al comprar un arma
Hunter Biden, hijo del presidente de Estados Unidos, Joe Biden, enfrenta cargos federales relacionados con la compra de un arma de fuego hace cinco años. La acusación, presentada recientemente en un tribunal federal en Delaware, sostiene que Hunter adquirió un revólver Colt Cobra 38 Special en octubre de 2018, en un momento en el que admitió ser un consumidor habitual de drogas, particularmente de crack.
Se trata de la primera vez que el hijo de un presidente en ejercicio se enfrenta a cargos penales. Las acusaciones en su contra se centran en la supuesta falsedad en la información proporcionada en el formulario de compra del arma, donde Hunter Biden habría afirmado que no consumía drogas, mientras era un consumidor activo de crack.
Este cargo ya estaba incluido en un acuerdo de reducción de sentencia que abordaba delitos fiscales por ingresos de 2017 y 2018, por un total de aproximadamente 4 millones de dólares. Sin embargo, dicho acuerdo se desmoronó durante una audiencia en julio, cuando un juez federal cuestionó sus disposiciones inusuales.
El abogado defensor de Hunter Biden, Abbe Lowell, argumentó que su cliente no violó la ley y que aún está protegido por disposiciones de inmunidad contra posibles cargos adicionales, como parte del acuerdo inicial con la fiscalía. Por otro lado, los fiscales sostienen que dicho acuerdo nunca fue válido y que Hunter Biden debe enfrentar las acusaciones de manera completa.
Acusación oportuna
Este caso se produce en medio de la creciente presión por parte de los republicanos en el Congreso para iniciar un juicio político contra el presidente Joe Biden, debido a las preocupaciones sobre los negocios de su hijo Hunter en el extranjero. Aunque se han obtenido testimonios que sugieren que Hunter Biden aprovechó la influencia de su padre para obtener negocios en el extranjero, hasta el momento no se han presentado pruebas directas de irregularidades.
Joe Biden ha respondido a estas acusaciones afirmando que los republicanos buscan llevar a cabo un juicio político en su contra para desviar la atención de otros asuntos. Ha expresado su deseo de centrarse en las tareas de gobierno y ha calificado las acusaciones como infundadas.
El caso también ha suscitado dudas sobre la confianza del público en la investigación en curso. Una encuesta reciente revela que aproximadamente la mitad de los estadounidenses tienen poca o nula confianza en que el Departamento de Justicia maneje la investigación de manera imparcial y apartidista.
La división política es evidente, ya que la mayoría de los republicanos están preocupados por las acciones de Joe Biden en relación con los negocios de su hijo, mientras que los demócratas son más cautelosos en culpar al presidente por estos asuntos.